La antología PLOMOS de poesía puertorriqueña, realizada bajo comisión para la Trienal Poligráfica de San Juan en el año 2012, pica y se extiende. El proyecto, que inició con una convocatoria temática para autores puertorriqueños, ha seguido siendo utilizado dentro del marco de talleres cartoneros para jóvenes y estudiantes, quienes en cada experiencia hacen copias nuevas de la antología y escriben nuevos textos respondiendo a la convocatoria original. Desde dicha antología hemos articulado nuestro Programa Educativo.
A continuación, algunas fotos y textos producidos en los talleres que han tomado a PLOMOS como base. EL TEXTO ÍNTEGRO DE LA ANTOLOGÍA PLOMOS (2012) está disponible online en: http://es.scribd.com/doc/109272855/PLOMOS-Antologia-de-poesía
Taller para jóvenes de 12-17 años
Taller para jóvenes de 12-17 años
22 de marzo de 2014 - Biblioteca Nacional de Puerto Rico, Puerta de Tierra
¿Qué pasó con mi Borínquen?
Carlos J. Figueroa Vázquez
Colegio Sagrada Familia, Dorado
16 años
¿Qué pasó con mi Borinquen?
El pobre más pobre. Wl rico más rico.
Si se dijera al menos, que ése es de mi Puerto Rico
pero no, no es de mi patria, no es de mi isla
¿entonces por qué someterme a su águila?
Aún más se hizo tarde, el ave anida en el flamboyán
y al hombre común ni le importa
¡qué patán!
Ya pitirres no quedan
sino pocos
pero creo que vendrán
pues comparten todos
mi profundo afán.
Himnos de la Carretera:
María Hernández Feo
Robinson School, San Juan
15 años
Pues sí… ¡Ya me cansé!
Estoy agotado de
compartir sangre con una niña engreída.
De aguantar a un procreador vociferador
y de que siempre me estén hostigando con los recuerdos malignos
de mis responsabilidades.
Mi recámara es mi comodidad oscura.
Mi vida cotidiana solía ser un disco rayado,
repitiendo las mismas incoherencias una y otra vez.
Dejé una carta no muy dulce,
no muy breve,
pero que llega al grano,
en la cueva mensajera
de mi casa embrujada.
Decidí salir,
salir a saludar la brea
y seguir sus tatuajes amarillos.
Al caminar por las orillas de la libertad
me topé con un producto grande, tieso, rizo y natural.
Conocí un árbol excéntrico con un tronco romántico,
y me confesó que estaba enamorado
y quería bailar un tango con su prometida,
la Señora Gardenia.
El viento necesitaba una audiencia
y me quedé contemplando su musa
y comenzó su danza violenta.
Una coreografía llena de cabriolas rudas,
y concentración elegante.
Caminé de manos con la lluvia
que me recibió con un llanto desesperado,
y andaba humedeciendo mis hombros
como una gotera en el techo.
Le dije que era hermosa
y que quería su piel transparente
para que mi crucifijo largo y moreno
combine con mi carne tierna.
La colmé de cumplidos
y espero que me haya creído
pues de mis labios resbalosos y débiles
no sale ninguna mentira cobarde.
Se fue de nuevo a su bóveda celeste
dejando que sus penas desemboquen
en una alcantarilla.
Seguí mi trayectoria sin repercusiones
y me agaché detrás de un arbusto
para mirar a escondidas los besos de lenguas
de dos postes eléctricos.
Pareciera que se estaban dando luz mutuamente
con volteos hormonales corriendo por sus cables y,
aunque no me capturaron invadiendo su momento,
decidí partir para dejar que los privilegios de esa velada
festejaran con aquellos dos.
La puesta del sol comenzó
y no quería que esa luz del mundo
se fuese sin mí.
Le regalé un grito que salió de lo más profundo de mis pulmones
pidiéndole que aguardara.
Me hizo una mueca de caricatura
y luego dio una vuelta de carnero.
estaba actuando como un infante
inmaduro e incitando una carrera.
Corrí a alcanzarlo con mis pies combatiendo el pavimento
pero ya se había escondido en su guarida nocturna.
De repente comenzó una canción,
una balada clichosa
de esas que proclaman los deseos fantasiosos
de la raza humana.
Y las notas agudas las vi
saliendo de la caja torácica
de un auto.
Me incliné al guía y maniobré con la palanca de cambios
y seguí huyendo
con el motor rugiendo
y mis cabellos volando despidiéndose de los malhechores
abrazando mis temores
y maldiciendo los caprichos de esta vida tediosa.
Dejé el pedal pegado
y me asome por la ventana
con el dedo del corazón en alto
con el radio a su máxima potencia
y con la mano derecha en el alma
cantando con orgullo
los himnos de la carretera.
Taller a maestros y bibliotecarios (Coordinado por GEEO)
5 de abril de 2014 - Salón de los poetas, Biblioteca Municipal, Manatí
5 de abril de 2014 - Salón de los poetas, Biblioteca Municipal, Manatí
¡Mi pueblo!
G. Maldonado
¡Como ha cambiado mi pueblo!
Siempre viviendo en el mismo lugar
ahora otro distinto.
Donde yo jugaba, ahora lo hace mi hija
donde yo corría, ella no lo puede hacer.
La calle es una batalla,
donde yo encontraba libertad.
Ahora se contamina de robots de hojalata
que suenan a carnaval.
¿Dónde está mi campo de juego sin terminar?
¿Dónde mis amigos?
¿Dónde la libertad?
En los pasillos de la yerba, de algarrobos y almendros
ahora sólo hay cemento y edificios de cristal.
Ya los niños no corretean
metidos en sus cajas eléctricas.
¡Como ha cambiado mi pueblo,
mi parque, mi lugar!
Las calles no son seguras.
¿Dónde podrán jugar?
Los niños de aquellos niños
que salíamos a soñar¡
ahora se encierran en campos
de imaginación digital.
Sin título
Joenid Casillas Vásquez
Un mundo que reclama lo suyo. Manos que lo han tocado; unas para bien, la mayoría para mal. Qué fácil es romper lo que a otros toma demasiado tiempo construir. No por eso puedo perder la fe. Intentaré sembrar en un corazón aquellas cosas que en el mañana quiero ver. Tolerancia para poder atestiguar lo bueno en los demás. Si ahora sembramos, cosecharemos después. Procuremos entonces sembrar bueno, para cosechar mejor.
Mi pueblo
Norma Rivera Jiménez
Montañas
tranquilidad
brisas
lluvia
Sol
paz
Pero... Todo cambió
Montañas sí
Tranquilidad... No
Brisas... Sí
Y sangre
violencia en las montañas
violencia en la ciudad.
Mientras los jefes duermen
el pueblo se pregunta...
¿A dónde vamos a llegar?
Yo quiero libertad.
El miedo y el encierro
Marisol M. Rivera Luciano
Nada es como antes
El temor ha inundado nuestras vidas
Pasamos los días encerrados
Por el miedo
Miedo a salir
Miedo a enfrentar
La realidad nuestra
Nuestro encierro.
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